SerieConcierto lineal

Dibujo y diálogo con la historia de la pintura.

El dibujo es una disciplina extensa y apasionante. Basta recordar a Leonardo, Durero, Holbein, Ingres y Dalí, entre otros, que son los grandes místicos del dibujo. Sus líneas son un juego algebraico de sugerencia y perfección. Ante esto, tenemos que reconocer que la indolencia paralizó los dedos de nuestros gráficos, que recurrieron al principio derrotista del menor esfuerzo.

Algunos dibujos de Watteau, de Longhi o de Degas, con toda su sabiduría y su emoción encima, que uno incluso no se olvida del color y del tema, siguen siendo y seguirán siendo válidos.
En el lote de dibujos se ve parte de la aventura y de los caminos recorridos con el papel y el lápiz. Buena compañía me han parecido siempre un bloc, un pedazo de carbón y una buena goma, lo que en ocasiones es la salvación en alguna reunión pueril o absurda, donde sacar el bloc y ponerme a dibujar me ha permitido “mandar a la goma” a los que aburren o fastidian.

Dentro de la selección de dibujos hay técnicas y temas diversos, siendo notable la presencia, por encima de lo demás, de la figura humana, y especialmente de las caras, los rostros llenos de interés por su carácter o por su intencionalidad, por su ferocidad, su lejanía interna o su ternura.

En ocasiones el lápiz se convierte en bisturí y deja visibles los huesos del esqueleto anímico, la perversión agazapada, el heroísmo bajo un velo de humildad, la actitud zorra, o la mansedumbre del perro de alguna persona. No hay tema ni objeto despreciable para el dibujante, la imagen realizada se multiplica cientos, miles de veces, con un significado nuevo o diferente en cada espectador. ¡Bien, pues éste es el asunto: mi visible viajar sobre el papel con el lápiz en ristre!