SeriePersonajes de Flandes

Aunque estuve claramente despierto con el pincel y el lápiz en ristre, los personajes de Flandes tardaron veinte años en llegar.

Enamorado de una época de buen gusto y cortesía, miré despierto el mundo de los Holbein, los Van der Goes, los Weyden. Alegre, con la cámara fotográfica colgada al hombro, como credencial de turista, comprobé en el Museo del Prado, en el Metropolitan y en el Louvre su vigencia y el interés desbordante que despertaban. Entonces me dije “no soy el único”.

¿Por qué tardaron tanto tiempo?, no es fácil de comprender. Libros como Los materiales de pintura y su empleo en el arte, de Max Doerner, uno de los tratados de pintura más importantes de todos los tiempos, y otras dos toneladas de libros de técnicas hablan de esta forma de los pigmentos y el aceite, y los aceites de los aceites, y los enlucidos de los enlucidos sobre telas y tablas, lo dicen todo. Parece que lo dicen todo, pero hay una parte secreta que no dicen, que ni los Grandes Maestros dijeron a sus alumnos y que no está escrita en ninguna parte, y sin la cual los Personajes de Flandes se quedan en la puerta, detrás del papel o de la tela. Sé que hay un secreto que apenas percibo brevemente, pero que no estoy autorizado a revelar. Sin embargo está ahí, todo el mundo puede verlo.

Los Personajes de Flandes asoman la nariz por las telas y los dibujos, pero desde el principio, cuando empecé a saber algo de ellos, se fueron presentando con su personal carácter, con su rostro único. Aparecieron sin esfuerzo, cortésmente, y se sentaron en una silla invisible para que los pintara. En el fondo, quizás es mi nostalgia por las grandes técnicas casi perdidas y los grandes valores humanos a pique, también casi perdidos, la que me lleva a ellos o, dicho de otro modo, la que me hace invitarlos a nuestro tiempo.

Los admiro, percibo algo de su encanto y de su misterio. Estos personajes creían, y en eso estoy de acuerdo con ellos, que el hombre es algo más que materia viva. Al ver esta parte de mi obra algunos dirán: “Mira, Boliver está pintando como los antiguos”. Y estarán en lo cierto, ojalá lo logre. Aspiro a ser un clásico.